SOLO QUIERO QUE ME RECUERDEN CON MI MUSICA

"La luna esta saliendo, no hay tiempo que perder
Es hora de empezar a beber.
Dile a la banda que toque un blues y yo pago los tragos".
Tom Waits

martes, 14 de julio de 2015

0174. STATUS QUO - SWEET HOME CHICAGO

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Revisar la historia de esta banda es revisar la Historia del Rock con mayúsculas. Status Quo es de esas bandas de las que todo el mundo ha oído hablar pero que no demasiados conocen más allá de sus dos temas insignes: “Whatever you Want” e “In the Army Now”. La verdad es que lo de estos británicos es extraño porque, cuando queremos hacer un top five de bandas setenteras, en la mayoría de las ocasiones los de Rossi suelen quedarse fuera. Si bien es cierto que en los EEUU no gozaron de la popularidad de otros, también lo es que el tiempo ya los debería haber situado en un lugar preferente dentro de la historia del rock, ¿por qué no, a la altura de Purple o de los Who, por ejemplo?. Es probable que su boogie rock setentero de marcado acento inglés y que provenía de la psicodelia, el beat y el acidblues, difiriese en exceso del boogie americano de Cactus, Canned Heat, Backman Turner Overdrive y similares. Pero lo dicho, Status Quo han facturado obras que a mi entender no le deben tener envidia al In Rock de Purple o al Next de los Who. Dicho esto, sin pretender sentar cátedra y en base a gustos personales y matices discográficos, Status Quo comenzaron como banda allá por los muy primeros años 60 conocidos en primer término en edad de instituto como The Scorpions (no confundir), allá por 1966 se rebautizaron como Traffic Jam, con los que ya sacan algún plástico al mercado de escasísima repercusión, y, posteriormente, como The Spectres, con los que facturaron sus primeras demos y algunos sencillos insistentemente beat, psicodélicos y bluesy.

 Las primeras hazañas de los dos miembros más constantes de la formación, Francis Rossi, guitarrista, y Alan Lancaster, bajista, se remontan a 1962. En ese año, ambos, aburridos de tocar en la orquesta escolar, enrolaron a su compañero y teclista Jess Jaworsky y formaron un grupo instrumental al que llamaron Spectres. Su primer concierto tuvo lugar en el Samuel Jones Sports Club de Dulwich, en otoño de ese mismo año. Su repertorio estaba compuesto por desnudas y eléctricas versiones de los grupos de moda en aquella época, como The Shadows y The Tornados. 

Al año siguiente, tras fichar a un batería, el diecisieteañero John Coughlan, la banda intensificó sus actuaciones, tocando en todos los pubs del circuito sur londinense. En 1964 y 1965 Spectres tocaban con regularidad en dos locales del distrito. De vuelta en Londres, se confiaron al manager Pat Barlow y grabaron su primera maqueta. La grabación circuló entre los aficionados a sus trabajos hasta que el productor de una pequeña compañía, afiliada a Picadilly, les ofreció un contrato discográfico. Entre los temas grabados en la maqueta está la versión de 'I (Who have nothing)', un famoso éxito del dúo Shirley Bassey-Ben E. King, y su nuevo productor decidió incluir este tema en su primer single. La reacción de la crítica y del público fue alentadora: así, también en 1966, apareció su segundo single, 'Hurdy gurdy man', una balada escrita por Lancaster. Al año siguiente se publicó su tercer single, una enérgica versión de '(We ain't got) nothin' yet', de The Blues Magoos.

En la primavera de 1967 la banda decidió adoptar un nuevo sonido y una imagen más acorde con los tiempos. Para cortar definitivamente los lazos con el pasado también cambiaron de nombre: primero Traffic, y más tarde Traffic Jam, para evitar ser confundidos con la banda homónima de Steve Winwood. El nuevo nombre sólo fue utilizado en un single, firmado por Francis Rossi y titulado 'Almost but not quite there'. Antes de que acabara ese mismo año tuvo lugar la elección definitiva: Status Quo. 

En 1968, ya como Status Quo, editan su primer trabajo “Picturesque Machtstickable Messages From…” , donde ya logran meter su primer single en el top 20 de UK (“Pictures of Matchstick Men”). Un álbum con matices blues, un rock muy primigenio y una fuerte influencia inglesa propia de la new wave de los sesenta. El citado single, la coreada y exigida por fans en sus directos “When my Mind is not Live” de claro inicio psicodélico, junto a la resultona y corta “Sheila” pueden representar lo que la banda compuso en ese año. En la misma línea, tal vez un poco más rockera, editan dos trabajos más que conformarían el triplete de raíces ácidas-blues editando “Spare Parts” en 1969 (“Face without a Soul” y “Antique Angelique” iniciaban ya un pequeño asalto al sonido que tres años más tarde se estableció como marca de la casa, o “Nothing at all” con esos coros doblando la voz principal al más puro estilo Beatles) y ya en 1970 se atreven con “Ma Kelly’s Greasy Spoon” , donde el sólo inicio del primer tema ya nos lleva a reconocer a Status Quo. Aquí es cuando Lancaster, Rossi y Parffit consideraron que las bases blues primitivas más el aderezo psicodélico que imprimían no llenaba sus expectativas como músicos, y fue cuando iniciaron su meteórica carrera y ascenso al templo del boggie rock, siempre salvando la delgada línea que los separa del hard rock. La propia “Spinning Wheels Blues”, “Daughter” o “Shy Fly” son una buena muestra de ello. No es Ma Kelly’s Greasy Spoon el disco básico de Status, pero escogiendo entre la tripleta que conforman sus inicios, es, sin duda, el que tiene un acceso más directo a lo que la banda ha sido y es hoy día.

En el mismo período, Status Quo llamaron al cantante/guitarrista Rick Parfitt, conocido por sus conciertos en pubs londinenses. Alcanzaron, no sin sorpresa, el Top Ten y fueron invitados al "Top of the Pops", el más famoso programa musical británico. A mediados de 1969 el teclista Roy Lynes, que había entrado en la banda cuando grabaron su primer single, abandonó el grupo. Los teclados siempre habían constituido un elemento determinante en el sonido de Status Quo, que se vieron obligados a modificar su sonido, confiando a las dos guitarras un papel primordial. Puesto que tanto Rossi como Parfitt no eran capaces, según ellos mismos declararon, de competir con los "monstruos" de las seis cuerdas, tan numerosos en aquellos años, adoptaron un sonido más agresivo. 

Esta nueva elección musical, que les hizo recuperar su primer amor, el rock boogie, puede considerarse como un regreso a los orígenes. También su imagen sufrió un cambio radical: jeans y botas de tenis constituían su vestuario.

En 1971 el grupo, en busca de un contrato discográfico más ventajoso, empezaron a tocar con frecuencia en el circuito de clubes y en algunos festivales, pero fueron rechazados por un público claramente orientado hacia el rock progresivo. A pesar de ello, en una mágica noche de agosto de 1972, en el transcurso del Reading Rock Festival, Status Quo dejaron pasmada a la concurrencia con una vibrante performance a base de rock boogie. Este éxito les facilitó la obtención de un gran contrato con la compañía Vertigo. En 1973 se publicaron el single 'Paper plane' y el álbum 'Piledriver'. 
A pesar de que la crítica musical los definía como atroces, el público se puso de su parte, y las ventas fueron considerables. En octubre de ese mismo año también se publicó 'Hello!' que llegó hasta el número uno de las listas inglesas. Los siguientes 'Quo' (1974) y 'On the level' (1975) también alcanzaron el éxito, hasta tal punto que incluso los periodistas más escépticos confesaban su admiración por el grupo.
Alcanzada la cumbre del éxito en Inglaterra, la siguiente meta era abrirse camino en el mercado americano, duro de conquistar pero muy apetecible económicamente. La música de Status Quo tenía los ingredientes precisos para agradar a los seguidores de grupos como ZZ Top y Foghat. Tomaron la decisión de trasladarse temporalmente a Estados Unidos, donde la banda de Francis Rossi llevó a cabo tres grandes giras en el período comprendido entre 1974 y 1977. De vuelta en su patria, Rossi y compañía grabaron el álbum 'Blue for you', que, gracias al éxito de los single 'Rain' y 'Mistery song', llegó nuevamente a la cima de las listas de éxitos.

También en 1976 el grupo firmó un contrato publicitario con Levi's, que quiso rentabilizar su imagen. En octubre editaron un nuevo álbum en directo, con material grabado en tres actuaciones consecutivas que tuvieron lugar en el Apollo Theatre de Glasgow. Gracias a la fantástica acústica del lugar, el sonido es de gran calidad. En marzo de 1977 la banda volvió a incorporar a un teclista, Andy Brown, quien, a pesar de no estar considerado miembro efectivo del grupo, participó también en la creación de algunos temas. En 1979 se publicó el tema destinado a convertirse en el mayor éxito de Status Quo,
'Whatever you want', compuesto por Andy Brown y Rick Parfitt.

La banda pasó el umbral de los años ochenta con 23 singles y 11 álbumes, todos de notable éxito, en su haber. En 1982 se celebraba el 20» aniversario de la carrera de Francis Rossi y sus socios, y, a pesar de la partida de John Coughlan, que fue reemplazado por el ex batería de Original Mirrors, Pete Kircher, el espíritu que animaba al grupo permanecía inmutable. Un periodista del New Musical Express le preguntó a Francis Rossi: "¿Status Quo han sido la peor banda del mundo o los progenitores más creíbles del movimiento punk heavy metal?". Con su acostumbrada modestia y simplicidad, el guitarrista respondió: "Hemos sido y somos sólo una banda que toca buen rock boogie".

Editan bajo siglas “1+9+8+2” su decimoquinto álbum de estudio. Para este trabajo ya se había marchado uno de los miembros fundadores, John Coghlan, batería, siendo sustituido por Pete Kircher. No trascendió demasiado la sustitución en cuanto a la característica y equilibrio de la música de la banda, no, al menos, mucho más allá del carisma que Coghlan tenía dentro del grupo como miembro fundador. De hecho, Kircher no participa en ninguna composición de “1+9+8+2”. Si intentamos discernir los cambios en cuanto a batería de una época a otra con distintos miembros, no es precisamente lo más sencillo de hacer en Status Quo. Así como las melodías, los marcados ritmos Boogie de guitarras y las voces muy elaboradas eran y son parte vital del sonido de la banda, no es la batería la parte más elaborada ni más predominante, que no por eso es de baja calidad.

“1+9+8+2” les vuelve a colocar en el número uno de las listas británicas, su single “Dear John” (cedida por John Gustafson, reputado bajista de Roxy Music, Ian Gillan Band y muchas otras bandas), decimos, el single, vuelve a dejar claro que apuestan por su sonido de siempre, siempre una vuelta de tuerca más en sus expectativas de ventas y engrandecimiento de la banda. Como segundo representante del álbum escogieron el tema da inicio al mismo “She Don’t Fool Me”, con esos riffs que Partiff y el teclista Andy Bown llevan repitiendo año tras año, pero que tan efectivos y adictivos son. Destacar también el aporte de Lancaster al disco en dos temas, uno de los cuales pasa completamente desapercibido y que yo no hubiese ni siquiera incluido (“I Love Rock and Roll”), pero su otro aporte es muy interesante (“I Want The World To Know”), sobre todo por la orientación classic rock del sonido, más alejado de los riffs de Rossi y Partiff. Más acorde a lo que el pop y rock británico de esa década venían facturando. Fue el tema alternativo del disco. No obstante, y aún a pesar de que el disco obtuvo unas ventas desorbitadas, no ha representado ni fue un disco que nublase en lo más mínimo a muchos de sus trabajos anteriores. No es el disco por el que deberíamos empezar a escuchar a Status Quo.
Status Quo (John Coghlan, Rick Parfitt, Alan Lancaster, Francis Rossi) 

Mas allá de todo esto, es justo reconocer a Status Quo una posición preeminente en el rock anglosajón de los años setenta. Disueltos oficialmente en 1985, Status Quo se reunieron para participar en la fiesta del Live Aid, en la que asumieron la difícil tarea de abrir el espectáculo. Pero la llamada del rock era demasiado fuerte, y a pesar de tener que afrontar batallas legales (la separación entre los miembros originales no había sido muy amistosa y había una dura lucha por el derecho a usar el nombre), Rossi y Parfitt se volvieron a reunir.
En 1986, el mundo estaba preparado para un nuevo trabajo de Status Quo. “In the Army Now” . Aquello era agua de mayo, vuelta al estudio, vuelta a los escenarios y la vuelta de aquello que parecía imposible, lo cual supuso el condimento perfecto para que la expectación fuese masiva en Europa. El álbum no tiene el gancho de muchos de sus predecesores, pero supieron meter un single que supuso la bandera visible de Status en los ochenta, y que aún hoy día perdura como uno de sus temas más representativos, “In The Army Now”, de nuevo una versión, en este caso de Bollan & Bollan, pero en esta ocasión muy acertada, muy actual y muy adictiva. Este trabajo no se queda en el single, podemos escuchas grandes canciones si pulsamos el Play en “Rollin’ Home”, “Dreamin’”, una preciosa “Invitation” o una multicolor “Overdose” que nos deja un agradable sabor de boca para este disco.

En 1988 editan “Ain’t Complaining” , todo un despropósito compositivo, en un intento de acercamiento al AOR más previsible, impropio de una banda como Status. Son canciones facilonas, pero carentes de sentido en su carrera. Y, aunque, como en cierta medida, el álbum tuvo un nivel de ventas razonable, fue más por el impulso de su anterior trabajo que por “Ain’t Complaining”. Este es, si cabe, el disco más prescindible de la banda, y el que demuestra que las ventas, incluso en UK, y más allá de la pasta que representen, no son indicativo exacto de calidad. Algún tema como la balada “Who Gets The Love?” o “Burning Bridges” donde es un sí pero no, y que allá por el minuto y medio o así se marcan un ritmo folclórico vulgar e impropio de la banda, predecible y archisonado que no tiene sentido, y que se extiende por el final del tema como la base principal del mismo.
 En diciembre de 1989 apareció un nuevo elepé, titulado 'Perfect remedy'. De una banda que ha sabido plasmar el rudo sonido del hard-rock inventando un pop rock con un sonido reconocible y original, es lógico esperar aún grandes cosas.

En la primavera de 1999 editan “Under the Influence” escogiendo a Mike Paxman como productor. El resultado es un disco normalito, audible en el coche, mientras cocinas, o mientras haces bricolaje, pero poco más. Tiene sus canciones que lo representan, pero es un significativo paso atrás de nuevo, ya que llevábamos esperando temas nuevos desde 1994. Abre bien con “Twenty Wild Horses” e incluso la propia “Under The Influence”, pero se va disipando a medida que avanza el disco. Podríamos decir, simulando un vinilo, que la cara A es bastante aceptable, pero que la cara B pasa con más pena que gloria. Si Status es la banda de tu vida, este disco no tiene ningún signo de contagio del “Ain’t Complining”, y que por tanto gusta mucho, pero siendo objetivo, y tras cinco años sin material nuevo, los resultados son escasos y pobres. Vuelta a la falta de ideas. 

De hecho, y fruto de ello, al año siguiente en el 2000, con el nuevo milenio, nos vuelven a colocar un tributo a sus ídolos de los cincuenta, incluso anteriores, marcando un claro signo de reverencia a Robert Johnson en “Sweet Home Chicago”,editado con su Dvd. Evidentemente cada uno tira para dónde puede y le gusta. Este nuevo disco tributo, de nombre “Famous in the Last Century” es un nuevo acercamiento a sus fuentes, pero otra significativa falta de ideas para editar nuevos temas. Del trabajo en sí, es recomendable en su totalidad, al igual que “Dont Stop”, porque hay pocas bandas como Status que sepan llevar a términos excelentes las versiones. Si acaso, Nazareth le pueden dar sombra, en otro nivel, pero por derroteros parecidos.

Status Quo forman parte de la historia del ROCK por méritos propios, con 50 singles metidos en las listas británicas (único grupo en la historia que lo ha conseguido), con incontables directos, y con un carisma difícil de superar. Pueden no gustar, sonar repetitivos, pero su calidad es innegable, y su aporte a los grupos venideros ha sido innegable.

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