“Si prestan atención a lo que canto, también lo canta mi guitarra, y lo que dice mi guitarra, lo digo yo”. Mississippi Fred McDowell estaba seguro de una cosa: él no tocaba rock’n’roll. Así su música condujera inevitablemente a ese género, Fred McDowell fue uno de los más genuinos exponentes del blues del Delta, inclusive en épocas como los años 60, cuando el blues empezó a buscar otras voces para hacerse oír.
McDowell fue un músico soberbio, uno de los proveedores del delta blues más puro, que se puede igualar sin temor con Charley Patton o Son House gracias a su voz áspera y su estilo para interpretar la guitarra con el slide o con el cuello de una botella. Esto lo tenía claro Fred McDowell y por eso mientras muchos otros músicos diluyeron su sonido tratando de encontrar nuevas audiencias, él no cambio una sola nota. A pesar de que despreció el sonido amplificado del rock, no tuvo ningún problema para enseñar sus técnicas a los jóvenes que acudían para aprender de él.
De las cosas más impresionantes que tuvo la carrera de Mississippi Fred McDowell es que es que se convirtió en un músico profesional de tiempo completo a mediados de los años 60, haciendo parte de ese gran grupo de re-descubrimientos que ocurrieron en esa época. Pero el valioso repertorio de Delta blues que tenía Fred McDowell, particularmente canciones de la década de 1920 y 1930, era algo que no tenían los demás artistas, razón por la cual McDowell levaba ventaja.
Fred McDowell nació en 1904 en Rossville, Tenesí, y empezó a tocar la guitarra a los 14 años de edad. Luego de la muerte de sus padres, McDowell comenzó su vida viajera y hacia 1920 ya lo veían tocando por algunas monedas en las esquinas de Memphis o en Como, Misisipi, ciudad en la que vivió el resto de su vida y donde dividió su tiempo trabajando en el campo y tocando su música los fines de semana en picnics y fiestas. Este patrón no tuvo ningún cambio durante 30 años hasta que fue descubierto en 1959 por Alan Lomax, quien lo grabó por primera vez. A pesar de ello, McDowell siguió con su vida normal hasta que fue redescubierto por Chris Strachwitz, entusiasta del folk blues y dueño del sello Arhoolie. Cuando esto ocurrió, la vida del viejo bluesman dio un giro dramático.
McDowell grabó dos discos para el sello Arhoolie, los cuales tuvieron mucha repercusión fuera de la comunidad folk-blues. Mostraban a un bluesman con un estilo profundo, fuera de lo común, con mucha fuerza emocional, que parecía haberse escabullido de las grabaciones de campo de finales de los años 20 y comienzos de los 30. No tenía grabaciones de 78 revoluciones, no había historias románticas que hablaran de que se había perdido en el Delta o que había sido jugador o predicador. No. Mississippi Fred McDowell pasó su vida en el campo, disfrutando de su trabajo y de la música, y el mundo había ido a golpear a su puerta.
El éxito de las grabaciones para Arhoolie hizo que McDowell tuviera mucha demanda en los festivales folk, donde hechizó a más de un fanático. Pasó por muchos escenarios de distintos tamaños, desde Festival Folk de Newport, las cafeterías universitarias o el American Folk Blues Festival en Europa. En un par de años, Fred McDowell tuvo más anotaciones en su hoja de vida que en las tres décadas previas. Apareció en varios documentales y tuvo uno propio. Para finales de la década de 1960 firmó con Capitol Records y grabó el célebre álbum “I Do Not Play No Rock’N’Roll”, mientras que sus canciones fueron interpretadas por importantes figuras del rock, como el caso de The Rolling Stones que incluyeron “You Got To Move” en su disco “Sticky Fingers”.
Infortunadamente la carrera de Mississippi Fred McDowell no duró mucho. En 1971 le fue diagnosticado un cáncer y sucumbió ante la enfermedad el 3 de julio de 1972.
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